Tal vez Delfo, que murió trágicamente en un accidente de tránsito en 1981 cinco días antes del aniversario de su consagración, cuando regresaba de un homenaje en una localidad vecina a su pueblo, le prestó su empuje y sus fuerzas al brazo derecho de este joven atleta llamado a la gloria grande olímpica, porque el domingo su jabalina superó a todas las demás y se clavó en la historia deportiva argentina y mundial.
Lo de Toledo no es novedad para los entendidos, que ya han visto como este chico que se aferró fervientemente a su jabalina a los 12 años, viene cosechando éxitos y quebrando récords desde hace tiempo atrás. El año pasado, sin ir más lejos, tuvo una seguidilla increíble: primero ganó la medalla de bronce en el Mundial Juvenil Sub-18 en Bressanone, Italia, dos semanas más tarde se coronó subcampeón en el Sudamericano Sub-20 disputado en Sao Paulo y, para ponerle el broche de oro, ganó el Panamericano Sub-20 de Trinidad y Tobago con el quinto mejor lanzamiento argentino de todos los tiempos, incluyendo a los mayores.
Por si esto fuera poco Braian, que recibe una beca de la Secretaría de Deportes de la Nación para poder entrenarse con tranquilidad en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CENARD) a las órdenes de Gustavo Osorio, su profesor de toda la vida, es el poseedor del récord mundial de lanzamiento de jabalina en su categoría, con una marca de 89,93 metros, conseguida en el Torneo Justo San Román de Mar del Plata.
En la eliminatoria previa también había sido primero tras lanzar 77,27 metros, con lo cual llegaba a los Juegos Olímpicos de la Juventud con toda la presión encima por su condición de favorito, algo no del todo llevadero para los deportistas argentinos de los últimos tiempos. Y además, en la ceremonia de apertura, fue designado abanderado de la delegación, para lo cual la Presidenta Cristina Kirchner le había entregado la insignia nacional.
Pero a Braian nada de eso le pesó. Estiró el brazo y lanzó esa jabalina que tanto le cuesta soltar porque ya es como una extensión de su cuerpo, con tanta fuerza que fue a clavarse 81,78 metros más lejos, superando con holgura a sus competidores Devin Bogert de los Estados Unidos (76,88), e Instars Isejevs de Letonia (74,23), acreedores de la plata y el bronce respectivamente.
Casi sin aliento, después de escuchar el himno desde lo más alto del podio, el joven deportista declaró a ESPN: “Estoy muy emocionado, no puedo hablar”. Todos comienzan a hablar de su participación en los Juegos Olímpicos de mayores en 2012, pero él todavía no piensa en eso. “Ahora voy a festejar con mi familia, todavía no caí”, remató.
Lo cierto es que la cita máxima del atletismo del año próximo, es precisamente en Londres, otra vez, en el mismo lugar en que Delfo Cabrera fue ovacionado por su sprint final en 1948, obteniendo la última medalla de oro olímpica para la Argentina. Los paralelismos son inevitables, aunque lo más prudente será que Braian Toledo disfrute ahora de su presente, más allá de que tenga un futuro inmenso.
FUENTE: OBSERVADOR GLOBAL
http://www.observadorglobal.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario